Estudio comparativo entre el tren y el avión para viajar entre ciudades del UE – Comisión Europea

La Comisión Europea ha publicado un estudio en el que se analizan y comparan los viajes realizados en tren y los realizados en avión entre ciudades de la Unión Europea. El estudio se centra, principalmente, en el tiempo de viaje, teniendo en cuenta la velocidad de funcionamiento, el tiempo de embarque, el tiempo de estancia en el aeropuerto o estación y el tiempo hasta el aeropuerto o la estación.

El documento analiza la velocidad del ferrocarril en un conjunto de 1.356 rutas entre ciudades medianas y grandes de la UE situadas a menos de 500 km de distancia. En general, las velocidades del tren son más bajas que las del avión y faltan conexiones ferroviarias transfronterizas entre los países de la UE y conexiones ferroviarias nacionales en los Estados Miembros del este de la UE. Solo en el 3% de las rutas entre las ciudades analizadas las velocidades del ferrocarril superan los 150 km/h y en el 30 % de las rutas la velocidad es inferior a 60 km/h.

Las rutas analizadas que cuentan con un vuelo directo y una conexión ferroviaria relativamente directa son 297, de las cuales el viaje en tren es más rápido en 68 de ellas.

En diciembre de 2021, la Comisión adoptó una propuesta de revisión del Reglamento Red Transeuropea de Transporte (RTE-T), en la que una de las cosas que se proponía era una velocidad mínima de 160 km/h para el transporte ferroviario de pasajeros en la red básica y en la red básica ampliada. En el escenario de mejora de la velocidad operativa a 160 km/h en el núcleo de RTE-T aumentaría esta cifra a 103. Las velocidades de funcionamiento de alrededor de 175 km/h en los viajes más largos parecen ser suficientes para que los viajes en tren superen sistemáticamente a los viajes aéreos en distancias de hasta 500 km.

Un cambio de pasajeros aéreos al ferrocarril en rutas en las que el ferrocarril es más rápido daría lugar a una reducción del 17 % en la cantidad total de emisiones de CO2 de los viajes aéreos en las 297 rutas analizadas, y a una disminución del 4,2 % en el tiempo de viaje de los pasajeros en estas rutas. Si se mejorara la velocidad en la red básica de la RTE-T, como propone la Comisión Europea, este cambio modal reduciría las emisiones de CO2 en estas rutas en un 25 % y los tiempos de viaje disminuirían en un 6 %. Sin embargo, tal cambio modal requeriría más que mejoras en el tiempo de viaje a solas y debería considerar cuestiones como el coste, la fiabilidad, la comodidad y la seguridad.