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Viernes 23 de Abril de 2021

¿Tren o avión? – Comparativa de la sostenibilidad en los modos de transporte

La Agencia Europea de Medio Ambiente (European Environment Agency (EEA)) recientemente ha publicado el último informe anual del Mecanismo de Información sobre Transporte y Medio Ambiente (TERM), en el que comparan los viajes en tren y avión en términos de emisiones de Gases de Efecto Invernadero, siguiendo el debate surgido en algunos países europeos para limitar los vuelos de corto radio cuando exista una alternativa ferroviaria comparable en tiempo y precio.

¿Tren o avión?

En 2018, el sector del transporte representó el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE. Sus emisiones se deben principalmente al transporte por carretera (72%). El transporte marítimo y la aviación representan cuotas del 14% y el 13%, mientras que el transporte ferroviario representa una cuota de tan solo 0,4% (emisiones de los trenes con tracción diésel). Aparte de la contribución directa del transporte al calentamiento global y a la disminución de la calidad del aire, también se consideraron las emisiones indirectas causadas en la producción y distribución de las fuentes de energía utilizadas por trenes y aviones.

Además de los gases producidos por la quema de carburantes en los motores, el transporte también emite gases y partículas contaminantes a la atmósfera por la evaporación de combustibles, la abrasión del asfalto y el desgaste de frenos y neumáticos.

Uno de los objetivos del "Green Deal" europeo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero debidos al transporte un 90% hasta 2050 en comparación con 1990. La descarbonización del transporte es imprescindible para logar este objetivo.

Al comparar la operativa de dos modos de transporte, aéreo y ferroviario, sin tener en cuenta los efectos asociados a la construcción y el mantenimiento de la infraestructura, el informe concluye que el ferrocarril es más sostenible que el avión, con menos emisiones por viajero y kilómetro recorrido. Sin embargo, los costes medioambientales relativos de viajar en avión disminuyen con la distancia, pues los ciclos de aterrizaje y despegue reducen su peso en el total del viaje frente al vuelo de crucero.

Tanto el ferrocarril como el transporte marítimo tienen las menores emisiones por kilómetro y unidad transportada, mientras que la carretera o la aviación emiten significativamente más. Respecto a estos dos últimos modos, se destaca que el avión no siempre es el más contaminante, ya que viajar en un coche con motor de combustión, especialmente si se viaja solo, puede ser más perjudicial que hacerlo en avión.

Por último, se señala que mientras que la eficiencia del transporte ferroviario y de la aviación mejoró notablemente durante el periodo de 5 años cubierto por el estudio, la eficiencia de los otros modos (carretera y marítimo) parece haberse estancado o, incluso, haber disminuido, en particular porque crece la venta de turismos más grandes y de mayores prestaciones.

Así como se debe favorecer un cambio hacia los modos más sostenibles, es vital también mejorar la eficiencia de todos los modos, pues la geografía, la distancia, la criticidad de ciertos viajes en términos de tiempo o la necesidad de movilidad puerta a puerta seguirán poniendo límites al cambio de un modo y medio de transporte a otros.