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Miércoles 02 de Diciembre de 2020

Tendencias de la siniestralidad en la movilidad

La base de datos facilita la identificación y cuantificación de problemas de seguridad en carreteras, la evaluación de la eficiencia de las medidas implementadas en materia de carreteras, la determinación de la relevancia de las acciones en marcha y el intercambio de experiencias.

El último estudio disponible indica que en 2016 en la UE el 54% de los siniestros mortales ocurrieron en carreteras convencionales, mientras tan solo 8% se registraron en autopistas. A su vez, se notificaron 38% víctimas mortales en las vías urbanas.

Tendencias de la siniestralidad en la movilidad

En noviembre de 1993 el Consejo de la Unión Europea adoptó el proyecto CARE (93/704/EC), creando una base de datos comunitaria de siniestros de tráfico, donde centralizar las cuentas individuales de cada país.

La base de datos facilita la identificación y cuantificación de problemas de seguridad en carreteras, la evaluación de la eficiencia de las medidas implementadas en materia de carreteras, la determinación de la relevancia de las acciones en marcha y el intercambio de experiencias.

El último estudio disponible indica que en 2016 en la UE el 54% de los siniestros mortales ocurrieron en carreteras convencionales, mientras tan solo 8% se registraron en autopistas. A su vez, se notificaron 38% víctimas mortales en las vías urbanas.

El análisis de las condiciones meteorológicas destaca que 71% de los siniestros de tráfico ocurrieron en condiciones climáticas secas, mientras que tan solo 9% con lluvia y 1% con viento.

El 47% de los siniestros afectaron a pasajeros de coche y taxi, 3% a motoristas, 14% a motocicletas, 8% a bicicletas, y 22% a peatones.

En España, mientras que en 2007 los siniestros mortales por millón de habitantes rozaron la media europea, en 2016 la tendencia fue inferior frente a la media de los países miembros de la UE. De manera general, el número de víctimas mortales bajó un 53% entre 2007 y 2016, aunque el total de accidentes subió ligeramente, un 2%. Más del 70% de los accidentes mortales sucedieron fuera de zonas urbanas, especialmente en carreteras convencionales (no autopistas) para viajes en coche y/o taxi. En las zonas urbanas los peatones fueron los más afectados.

El grupo de riesgo principal es el comprendido entre 25 y 49 años en España. Aunque las víctimas mortales tendieron a bajar prácticamente en todos los modos de transporte, cabe señalar que, frente a 2007, 2016 marcó un decrecimiento drástico en los siniestros mortales registrados en coches y taxis y vehículos motorizados.

La Dirección General de Tráfico, DGT, en el informe Tendencias de la movilidad y siniestralidad en vías urbanas presentó las principales tendencias en movilidad y siniestralidad en accidentes de tráfico en el contexto urbano, poniendo especial atención en los denominados usuarios vulnerables (bicicleta, motorista, peatones). Según el estudio, “2,2 millones de personas tendrían previsto comprarse un vehículo de movilidad personal en breve.” Además, “el uso de la bicicleta creció 2 puntos respecto al 2017 y alcanza valores máximos: más de la mitad de los españoles entre 12 y 79 años (50,7%) utilizan la bicicleta con alguna frecuencia. Esta cifra supone que, desde 2009, los usuarios de la bicicleta han aumentado en casi 4,5 millones.

Estos colectivos representan alrededor de 80% de los fallecidos en las vías urbanas. En comparación con los ocupantes de vehículos de turismo, el porcentaje de víctimas en accidentes de tráfico que fallecen es 2,4 veces superior en el caso de los motoristas; 3 veces superior, en el caso de los ciclistas; y 8,7 veces superior, en el caso de los peatones.

El informe sobre la siniestralidad de motocicletas en 2019 de la DGT resume las cifras de la siniestralidad mortal de las motocicletas en 2019, cuando 417 motociclistas fallecieron, es decir, un 24% del total de víctimas mortales en accidentes de tráfico. El 30% de estos accidentes se produjeron en vías urbanas. El 70% fallecieron en vías interurbanas y un 39% se registró durante los fines de semana. La mayoría de los siniestros ocurrieron en carreteras convencionales.

Sin embargo, otro colectivo que se caracteriza por su vulnerabilidad en caso de implicación en accidente es el de las personas mayores de 64 años, cuyo peso en la siniestralidad en vías urbanas se está incrementando en los últimos años, debido al envejecimiento de la población y la creciente movilidad a pie de este grupo.

La tendencia creciente de la micromovilidad, así como las previsiones demográficas de envejecimiento de la población, apuntan hacia un empeoramiento de la siniestralidad en zonas urbanas salvo que se tomen medidas relevantes al respecto. En este sentido, la nueva estrategia de movilidad requiere nuevas reglas de convivencia en las ciudades y prioridades centradas en los usuarios que logren mejorar la seguridad para cada uno de ellos.