Fortalezas y debilidades de los sistemas de bicicleta pública, caso práctico de BICIMAD

El Centro de Investigación del Transporte (TRANSyT) de la Universidad Politécnica de Madrid ha publicado un artículo analizando las claves del éxito y las principales debilidades detectadas en el sistema de bicicletas públicas de Madrid, BiciMAD.

En 2014 Madrid puso en marcha BiciMAD, y a lo largo de estos ocho años de funcionamiento, TRANSyT ha desarrollado una serie de encuestas para evaluar los efectos de la implementación y evolución de esta iniciativa. Los investigadores de la UPM han evaluado la percepción de los usuarios sobre elementos del sistema, infraestructura ciclista y cambios en los hábitos de movilidad desde la suscripción al servicio.

Entre otras conclusiones, el estudio revela que los usuarios otorgan una alta importancia a que el sistema esté compuesto por bicicletas con asistencia eléctrica al pedaleo, el 100% de las bicicletas del parque, que ayuda a reducir el esfuerzo en las cuestas y en las salidas de los semáforos.

Del análisis de la evolución también se observa un cambio en el perfil de usuario de la bicicleta, produciéndose una transición de un joven, varón, estudiante de bajos ingresos a un adulto joven, varón, con ingresos relativamente altos y con educación superior. Estas características están estrechamente relacionadas con la posibilidad de vivir (y/o trabajar) dentro del área de influencia del sistema, el centro de Madrid, con los precios de vivienda más altos.

Por otro lado, es notable la gran brecha de género entre hombres y mujeres, un asunto pendiente de la movilidad ciclista en Madrid. El 64% de los usuarios son hombres frente al 36% de mujeres. La investigación proporciona indicios claros de la relación existente entre la seguridad percibida de la infraestructura ciclista de Madrid y el género de los usuarios, siendo las mujeres las más susceptibles al riesgo y las menos propensas al uso de la bicicleta en condiciones de baja seguridad motivada por la falta de infraestructura segregada del resto del tráfico a motor.

Finalmente, uno de los efectos más positivos observados es la progresiva transición a modos activos, como la bicicleta propia y caminar, a la vez de una reducción del uso del vehículo motorizado propio.