España se posiciona como uno de los países con la alta velocidad ferroviaria más eficientes del mundo

España ha conseguido desarrollar la red de alta velocidad más extensa de la UE y con el coste medio de construcción más bajo de la eurozona. Y lo ha hecho con parámetros de diseño y calidad muy elevados, a la vanguardia del sector, en tiempos relativamente rápidos y sin grandes desviaciones de presupuesto. De acuerdo con el estudio recientemente publicado por la empresa INECO, España se posiciona como uno de los países con mejor relación calidad-coste. Aquellos que consiguen puntuaciones superiores en el índice de calidad lo hacen a costa de incrementos sustanciales en su coste por kilómetro de alta velocidad ferroviaria.

El coste de construcción de una línea de alta velocidad española se sitúa en 17,7 millones de euros de coste medio por kilómetro, frente a los 45,5 millones de euros de media del resto de países con alta velocidad, más del doble. Esto posiciona a España como el tercer país del mundo con menor coste por kilómetro, sólo por detrás de Marruecos y de Noruega, cada uno con una particularidad diferente, y por delante de Suiza, Bélgica y Francia, que serían quienes irían a continuación.

El coste de mantenimiento de la red AVE en España se ha reducido y se sitúa por debajo de la media europea, lo que, junto a los menores costes de construcción, supone un coste relativamente bajo en términos comparativos a lo largo del ciclo de vida de la infraestructura. Adif AV en su informe 2022 señalaba que los costes de mantenimiento de la red de alta velocidad eran de 92.800 euros/km lo que unido a unos costes de explotación de 7.900 euros/km hacen unos costes medios de explotación de 100.700 euros/km.

El informe se centra en los costes de construcción, quizás menos analizados en el pasado y que determinan en gran medida la trayectoria futura de la alta velocidad en el mundo y el potencial de España para participar en esta expansión, destacando que existen oportunidades para que España exporte su experiencia. El coste de cada línea o proyecto viene determinado en gran medida por los parámetros de diseño y los requisitos de calidad de la vía, así como por el terreno que atraviesa la línea, en particular las inversiones necesarias en túneles y viaductos. En cuanto a los parámetros de construcción, la velocidad máxima influye mucho en el coste. El desarrollo de la alta velocidad en España se ha realizado casi exclusivamente mediante la construcción de nuevas plataformas con vías dobles, mientras que en otros países se han desdoblado las vías existentes.

El consenso social y político es un factor fundamental para el éxito del modelo español frente al de otros países. Un compromiso que, junto con el talento altamente cualificado que reside en el sector público y las empresas del sector, ha facilitado una elevada inversión y una clara apuesta por el ferrocarril como elemento clave para la sostenibilidad y la transición energética de la movilidad.

El sector privado ha sabido aprovechar este impulso. Empresas constructoras, fabricantes e ingenierías españolas han podido desarrollar y fortalecer su know-how, especialización, tecnología, innovación y, fundamentalmente, aportar valor en toda la cadena o ciclo de vida de la infraestructura.

Al otro lado del espectro de costes está Reino Unido, con unos datos que multiplican por 9 los del modelo español. El estudio analiza los motivos que pueden favorecer esta diferencia entre ambos países tras la reciente cancelación de la fase2 de la alta velocidad británica HS2. El informe compara el caso español frente al británico en todas sus dimensiones. Sin duda, los costes de mano de obra en ingeniería y construcción son comparativamente inferiores en España. La red española atraviesa algunas de las regiones con menor densidad de población del país, en comparación con la británica, cuya elevada densidad de población acompañada de un urbanismo disperso provocan un considerable aumento de costes. No obstante, tal y como refleja el informe, no es la única diferencia, siendo otros factores tecnológicos e institucionales de mayor importancia para explicar la gran diferencia en el devenir de ambas experiencias de la alta velocidad.